Hace unos días hablamos de la posición de RRHH ante lo que parece ser su responsabilidad para muchos, pero ya sabemos que muchas veces no es así. Si bien, las personas a las que les toca tener esa conversación incómoda y dar la noticia de que ya no formas parte de la empresa se sienten mal, cómo se siente la persona que está del otro lado es lo que abordaremos hoy.

Lo más probable es que recibamos esta noticia con sentimientos encontrados, muchas preguntas surgen con pocas o casi ninguna respuesta.

¿Y ahora qué hago?

Es aquí en donde la edad y experiencia podrían influir un poco, pues no es lo mismo tener 30 años trabajando para una empresa, en donde estamos completamente desactualizados de la búsqueda de empleo en la actualidad, que tener 2 años en la misma empresa. Las condiciones cambian, pero la solución puede ser la misma. Todo depende de cómo lo veas y la necesidad que vives.

El apego emocional, la rutina o costumbre, haber construido una carrera y vida laboral en un lugar en donde podrías decir y sentir que se encuentra una segunda familia es difícil de dejar de la noche a la mañana. Las vivencias y recuerdos siempre te van a acompañar, pero ahora te toca iniciar un nuevo camino y no se trata empezar de cero, sino de buscar las alternativas que ofrece el mercado que antes, sin duda, no tenías disponible.

Esto puede significar que tu vida dé un giro de 360 o 180 grados. El primero porque quizás lo único que cambiaría es la organización, pues podrías seguir haciendo el mismo trabajo. El segundo representa un gran desafío si es que te planteas la reflexión de que no quieres seguir haciendo lo mismo porque nunca te ha gustado y la desvinculación se convirtió en un llamado de atención. Si bien estuviste poco tiempo en la empresa, pero esto te hace sentido, ¿necesitas que pase más tiempo para hacer algo por ti?

Cómo responder a este llamado de atención

Aquí te presento dos opciones:

  1. La empresa te ofrece hacer un programa de Outplacement.
  2. La empresa no puede ofrecerte un programa de Outplacement.

Para la primera opción te digo: ¡Aprovéchalo! No solo por todo lo que vas a conocer, aprender y aplicar para la transición en la que te encuentras, sino por la contención emocional que requiere este momento importante para ti. La segunda es más de iniciativa propia, pues si te sientes perdido y no sabes por dónde empezar, una guía no está de más. Así que: ¡Búscala!

En la segunda opción quiero darte un consejo: dado el escenario en que nos encontramos hoy en día, existen muchas empresas que ofrecen estos programas de venta directa a personas, así que idealmente busca varias alternativas, pregunta, infórmate para que encuentres, no cualquiera sino esa con la que te sientas bien, tranquilo, cómodo y cuyo propósito sea uno solo: tu bienestar.

Conectar con personas no es fácil y aunque parezca algo simple, trillado, repetido y gastado es mejor sentir esa conexión especial con quien será tu guía para apoyarte en el viaje que estás por emprender.

El momento en el que estás no es fácil, pero ¿por qué no buscar hacerlo un poco más sencillo?

¡Te invitamos un café!